Orígenes del mindful eating
El mindful eating tiene sus raíces en las prácticas de mindfulness derivadas de las tradiciones budistas. Durante miles de años, el mindfulness se ha utilizado como una forma de meditación para alcanzar un estado de conciencia plena y presencia en el momento. Esta práctica se centra en la observación de pensamientos, emociones y sensaciones físicas sin juzgarlas, promoviendo una mayor comprensión y aceptación de uno mismo. La aplicación del mindfulness a la alimentación, o mindful eating, surgió como una extensión natural de las prácticas de mindfulness. Al igual que otras formas de mindfulness, el mindful eating se centra en la plena conciencia y la atención al momento presente. Esta práctica se ha desarrollado para abordar la relación que las personas tienen con la comida, ayudando a combatir el hambre emocional y la desconexión con las señales internas de hambre y saciedad.
Esta práctica se centra en la observación de pensamientos, emociones y sensaciones físicas sin juzgarlas, promoviendo una mayor comprensión y aceptación de uno mismo.
La aplicación del mindfulness a la alimentación, o mindful eating, surgió como una extensión natural de las prácticas de mindfulness. Al igual que otras formas de mindfulness, el mindful eating se centra en la plena conciencia y la atención al momento presente.
Esta práctica se ha desarrollado para abordar la relación que las personas tienen con la comida, ayudando a combatir el hambre emocional y la desconexión con las señales internas de hambre y saciedad.
BENEFICIOS
Mejora la relación con la comida
El mindful eating nos ayuda a ser más conscientes de nuestras elecciones alimentarias y a comprender mejor nuestras señales de hambre y saciedad. Al estar más presentes en el momento de comer, podemos disfrutar más de los alimentos y desarrollar una relación más saludable y equilibrada con la comida.
Promueve una mejor digestión
Comer despacio y con atención facilita la digestión, ya que permite una mejor masticación y la secreción adecuada de enzimas digestivas, lo que puede reducir problemas digestivos como la hinchazón y el malestar estomacal. Al comer de manera consciente y prestar atención a cada bocado, podemos mejorar la absorción de nutrientes y optimizar el proceso digestivo, lo que contribuye a una mejor salud general.
Reduce el estrés
Practicar la alimentación consciente puede reducir el estrés y la ansiedad relacionados con la alimentación. Al enfocarnos en el momento presente y disfrutar de la comida sin juicios, podemos aliviar la presión y la culpa que a menudo acompañan a nuestras elecciones alimentarias. Además, la alimentación consciente nos permite utilizar las comidas como momentos de pausa y relajación, lo que puede tener un efecto positivo en nuestra salud mental y emocional.
Aumenta el disfrute de los alimentos
Al prestar atención a los sabores, texturas y aromas de los alimentos, podemos disfrutar más de nuestras comidas, lo que nos lleva a una mayor satisfacción con menos cantidad de comida. Esta práctica nos anima a redescubrir y apreciar los sabores naturales de los alimentos, reduciendo la dependencia de alimentos altamente procesados y azucarados.
Fomenta la autoaceptación y el autocuidado
El mindful eating nos enseña a escuchar y respetar las necesidades de nuestro cuerpo, promoviendo una mayor autoaceptación y una actitud de cuidado personal. Al integrar la alimentación consciente en nuestra vida diaria, podemos desarrollar hábitos alimentarios más saludables y sostenibles a largo plazo.
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Referencias bibliográficas sobre mindful eating
- Albers, S. (2008). Eating Mindfully: How to End Mindless Eating and Enjoy a Balanced Relationship with Food. Oakland, CA: New Harbinger Publications.Bays, J. C. (2012).
- Comer atentos: Guía para redescubrir una relación sana con los alimentos. Barcelona: Editorial Kairós.Kristeller, J. L. y Wolever, R. Q. (2011).
- Mindfulness-based eating awareness training for treating binge eating disorder: The conceptual foundation. Eating Disorders, 19(1), 49-61. https://doi.org/10.1080/10640266.2011.533605